miércoles, 7 de enero de 2015

El Rizotón


Las raíces de los cultivos y el Rizotrón
A pesar de los grandes avances que se han realizado en el conocimiento del comportamiento de la parte aérea de las plantas, se ha determinado que el mejoramiento de su potencial productivo requiere del manejo integral de diferentes factores que afectan el funcionamiento de las raíces, tales como: el riego, el tipo de raíces, crecimiento anual de ellas, daño por nemátodos, condición física y química del suelo, etc.; convirtiéndose la observación permanente de calicatas, en una de las herramientas claves en el éxito productivo.
Sin embargo, esta actividad presenta varias desventajas para el productor, cuya aplicabilidad, basado en el conocimiento práctico, la hace muy compleja.
El sistema radicular es una estructura fundamental para la vida y productividad de los cultivos. Se debe decir que las raíces son un verdadero motor que  cumple múltiples funciones necesarias de conocer y potenciar en beneficio de su crecimiento y de su productividad.
-              En primer lugar, las raíces cumplen una función de anclaje de la planta en el sustrato en el cual viven, se trate de suelo o, directamente, de un sustrato.

 
-              En segundo lugar, son responsables de la absorción de agua desde el suelo (uso consuntivo del agua).
-              También tienen la compleja misión de tomar los nutrientes desde la solución del suelo, siendo por lejos el órgano mejor preparado para este objetivo en comparación con las hojas o, eventualmente, con los frutos.
-              Paralelamente en la raíz se sintetizan numerosos compuestos esenciales para la vida  y productividad de la planta, entre ellas los aminoácidos y proteínas a partir de la absorción del nitrógeno y su encuentro con los esqueletos carbonatados que provienen de la fotosíntesis; también fitohormonas, principalmente citoquininas y giberelinas; ácido abscísico y precursores del etileno.
-              Conjuntamente, en la raíz se produce la transformación de compuestos, como por ejemplo, el nitrato en amonio y los azucares en ácidos orgánicos.

La raíz tiene una potente relación y dependencia mutua con el sistema “aéreo”, con el follaje, las ramas, las flores y los frutos. Podemos decir, sin duda, que si el follaje y la fruta están bien, la raíz está bien y viceversa. El follaje le aporta a la raíz  azúcares para sus procesos metabólicos (demanda de energía), como también esqueletos carbonatados para la formación de aminoácidos y un grupo de hormonas muy importantes para el crecimiento de las raíces: las auxinas (ácido indol butírico y ácido indol ascético). El sistema radicular, por su parte, le envía nutrientes, agua y también  hormonas de crecimiento (citoquininas y giberelinas), para las hojas,  las ramillas, las flores y, especialmente, para el crecimiento de los frutos. Hay una sinergia intensa y productiva para las dos partes y, muy particularmente, para la parte aérea, donde nacen, crecen y maduran los frutos.

Qué pasa en situaciones de exceso de riego o presencia de freática cercana.
Situaciones de saturación hídrica o de estrés hídrico, pueden gatillar señales hormonales a la parte aérea. En situaciones de saturación esporádica por exceso de riego, con subsuelo compactado, se crean áreas con anoxia, muerte celular y pudrición de raíces, por lo que el sistema radicular envía señales A.B.A. (ácido abcísico), que inhiben a la citoquinina y producen un menor ingreso de solutos osmóticos al fruto, provocando por tanto una alta incidencia de fruta débil. Por otra parte, también provocan cierre estomático, una menor síntesis de terminales carbonados y una mayor susceptibilidad a excesos de NH4+ y putrescina, lo que por su parte también provoca una alta incidencia de fruta débil. El A.B.A. además aumentará el etileno, lo que incidirá en bayas blandas y provocará destrucción de clorofila. Lo mismo puede ocurrir en situaciones en que parte del sistema radicular recibe suficiente humedad, en tanto que otra parte del mismo se mantiene seca.
El entendimiento de todo lo anterior es la base para el trabajo que se debe hacer con el sistema radicular en todo cultivo destinado a una producción eficiente. Si un cultivo dado tuviera un sistema radicular mucho menos agresivo que otras especies frutales, menos resistente a las sales, a la saturación de humedad, a las plagas y a las enfermedades y a la baja fertilidad, se debería diagnosticar y preparar muy bien las condiciones de suelo o sustrato en que se desarrollará, como también conocer la calidad del agua con que se regará, a través del análisis de salinidad de la misma y, obviamente, tener muy clara la calidad de la raíz en una planta nueva antes de establecerla en forma definitiva.
Son numerosos los cultivos que han fracasado por problemas en sus raíces. Unos por enrollamiento en el sistema primario no detectado que, a veces, queda encubierto por las raíces secundarias y terciarias, las cuales suelen verse bien, pero esconden un grave problema que, finalmente, se traduce en sistemas vasculares colapsados, estrangulados y que no permiten el paso de nutrientes ni de compuestos orgánicos ni de agua. Otros porque los suelos o sustrato elegidos eran muy arcillosos para esta especie, pesados, con falta de macroporos o sencillamente compactados, y el sistema radicular quedó confinado a un pequeño volumen inicial de suelo. Un tercer grupo de cultivos se ha perdido o están retrasados por exceso de riego que sobresatura el sistema radicular, generando asfixia, baja tasa de renovación de raicillas, generación de ácido abscísico y mortalidad de raíces. En muchos de estos casos, el proceso deriva en plantas chicas, con clorosis férrica, con serios problemas de crecimiento y productividad y, finalmente, se transforman en cultivos antieconómicos
Junto con el diagnóstico directo de la raíz antes de plantar y del reconocimiento directo vía calicatas en cultivos ya establecidos, existe una técnica sencilla y práctica que se utiliza hace muchos años en frutales mayores e incluso en hortalizas y semilleros y en esta oportunidad, en el cultivo de cacao: El rizotón.

EL RIZOTRÓN, O CÁMARA DE OBSERVACIÓN DE RAÍCES, es una verdadera vitrina estable en el tiempo en un punto fijo, que se establece en el cultivo para observar el crecimiento de las raíces, observando la profundidad de las mismas, para controlar la profundidad de riego, para desarrollar curvas de crecimiento de las raíces durante el ciclo del cultivo y determinar los flujos radiculares y relacionarlos con los flujos de crecimiento del follaje. Las calicatas son una gran herramienta de monitoreo del riego, de las raíces y del suelo, pero el rizotrón se transforma en una herramienta complementaria de gran utilidad para observar y registrar la evolución de un sistema radicular en el tiempo, en un punto determinado y fijo.
Los rizotrones nacieron como técnica en Australia, hace más de treinta años. Se han extendido a numerosos países.

Figura 01. Construcción de rizotón , parcela de cacao bajo fertirriego, en Shatoja, El Dorado, San Martin.

Descripción del rizotrón
El rizotrón o cámara de observación de raíces, es una caja de madera de pino, protegida con aceite quemado, donde la base es el suelo y una o dos de las caras son de vidrio para observar las raíces. Se construye a partir de una excavación cúbica en el suelo, ubicado en el sector lateral de las plantas, pudiéndose posicionar también entre dos plantas en el camellón, como también en el pasillo frente a un par de plantas. La primera opción es más adecuada para evitar estorbar el paso de la maquinaria por los pasillos, pero ambas opciones son utilizadas con éxito. El espacio de la excavación debe ser suficiente para que una persona de tamaño normal quepa dentro, para lograr estar “de frente” a las raíces, las pueda observar y cuantificar tranquilamente.

Figura 02. Construcción de rizotón en parcela de cacao, distrito de Shatoja, El dorado, San Martín.
No se considera el primer año con mediciones, porque se supone que el corte de raíces realizado al excavar el suelo generará una proliferación de raíces más abundante que en condiciones normales. El vidrio debe quedar a unos 40 a 50 cm del eje de las plantas. Al hacer la excavación se debe sacar las capas del suelo en orden de acuerdo con los horizontes naturales del suelo, porque luego deben ser colocadas en el mismo orden.


Figura 03. El rizotón construido a 0,5 metros de la planta.
Para evitar la entrada de luz, el vidrio se debe mantener permanentemente cubierto con un paño negro, una capa tipo cortina corrediza, que sólo se abre cuando se observan y cuantifican las raíces. La entrada a la cámara debe hacerse por el techo del cubo, a través de una puerta desplegable, que opera con sus respectivas bisagras y que permite abrirla y cerrarla sin problemas y que actúa también como techo de la cámara. En ocasiones, en zonas muy lluviosas, se usa una lámina de zinc en este techo, de dos aguas para evitar el excesivo mojamiento de la madera. Interiormente se aconseja establecer un banquillo de observación que permita al encargado sentarse cómodamente y realizar su trabajo frente a las raíces. También es aconsejable mantener la puerta con un candado para evitar aperturas indebidas del rizotrón. Junto a lo anterior es recomendable asear la cámara una vez al mes, dado que suelen afincarse arañas, roedores, pequeños batracios, etc.
Finalmente, es recomendable tener certeza que el lugar donde se coloque la cámara de observación no sufra de elevación de napas freáticas invernales, lo cual deteriora mucho el rizotrón. Bien construido y bien mantenido, el rizotrón puede mantenerse por años en un campo. El procedimiento de medición de los ciclos radiculares para determinar los flujos con precisión basta con hacerlo desde la 2ª a la  4ª  temporada, es decir, durante 3 temporadas.

Figura 04. Crecimiento de raíces luego de 16 semanas de instalación del rizotón.

Observación y registro de los flujos radiculares en un rizotrón
La mejor forma para establecer una curva de crecimiento de raíces de un cultivo dado es a través del conteo de las intersecciones de las raíces sobre el sistema de enmallado realizado con el lápiz indeleble. Sobre el vidrio de observación se realiza una malla de líneas horizontales y verticales con un lápiz indeleble, separadas entre 2,5 hasta 5 cm entre ellas y cada raíz nueva que cruce alguna de estas líneas será registrada semanalmente con un lápiz de color no permanente. Mientras menos intensa es la tasa de crecimiento de las raíces de una especie, menor debe ser la distancia entre estos ejes, para registrar con más  detalle el proceso. En los períodos de bajo crecimiento, el número de contactos de las raíces con los ejes son bajos y éstos aumentan poco a poco hasta llegar a un número muy alto en los picos de crecimiento. Con los datos semanales o quincenales, se va formando una curva de crecimiento de raíces para el lugar y la variedad elegida, que se debe repetir al menos por tres temporadas para que sea información confiable. Hay predios en que se coloca un rizotrón por variedad y las mediciones se realizan en forma semanal o quincenal, principalmente, entre primavera y otoño. Esto permite conocer las curvas de desarrollo de raíces en distintas variedades, las cuales generalmente presentan diferencias. Hay variedades de un mismo cultivo cuyas raíces crecen a temperaturas más bajas que las de otras variedades. A veces es posible ver actividad radicular a partir de los 5 a 7°C. Los frutales mayores normalmente muestran actividad  a partir de los 10°C, llegando a su óptimo entre 15 y 25°C. El crecimiento de las raíces es función directa de la temperatura del suelo.
Para complementar las mediciones de crecimiento de raíces, en las mismas fechas de cuantificación de éstas, también se realizan mediciones de crecimiento de brotes previamente marcados, lográndose finalmente una curva de crecimiento de raíces, medida en número de contactos semanales, junto con una curva de crecimiento de brotes, medida en centímetros.  En el registro del número de contactos de las raíces se debe usar lápices de distintos colores semana a semana. Las marcas de contacto de cada semana o quincena se deben dejar para diferenciarlas de la medición siguiente. 


Figura 05. Medición en escalas de colores de las raíces.


Por: Ing. Agrom. James Freddy Tuanama Valera

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